Los bosques no son solo naturaleza, también son parte de la historia de nuestro país y por lo tanto parte de nuestra cultura. Las dramáticas transformaciones del paisaje en el sur de Chile durante los últimos cinco siglos, fueron el resultado de procesos económicos, sociales y políticos y sus efectos influyeron fuertemente en la población y las posibilidades del desarrollo regional y nacional.

Creemos que en el actual contexto de la próxima promulgación de la Ley de Fomento al Manejo y Recuperación de los Bosques Nativos, este constituye un momento adecuado para revisar la historia forestal y la relación entre la sociedad y los bosques para lograr el anhelado uso sustentable de este recurso.

Con este fin realizaremos las Primeras Jornadas de Historia Forestal, los días viernes 30 de Noviembre en la Universidad Austral en Valdivia y el sábado 1º de Diciembre recorreremos sitios de carácter histórico en Panguipulli y Neltume, con alojamiento y convivencia incluida.


Convocan:

- Facultad de Ciencias Forestales, Universidad Austral de Chile
- Colegio de Ingenieros Forestales, Región de Los Ríos


Auspicio de instituciones del sector y empresas forestales:

- Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo -AIFBN
- Corporación Nacional Forestal - CONAF
- Centro de Estudios Ambientales - CEAM/UACH
- Forestal S.A.
- Forestal Neltume Carranco S.A.
- Louisiana Pacific S.A.
- MASISA S.A.

Durante las Primeras Jornadas de Historia Forestal realizadas en la Universidad Austral de Chile en Valdivia, el 30 de Noviembre y 1º de Diciembre del 2007, se propuso la creación de esta Sociedad científica, cuyo fin es rescatar y difundir el patrimonio intangible de historia y tradiciones forestales de Chile.

Para ello se propuso una directiva transitoria integrada por el Ing. Forestal Luis Otero, el historiador Pablo Camus, la ecóloga forestal Cecilia Smidt-Ramirez y el Ing Forestal Pablo Donoso.

Entre las principales tareas que esta Sociedad se abocará están:

-Realizar eventos o encuentros anuales o bianuales para intercambiar y discutir hechos de la historia forestal
-Publicar documentos y artículos sobre la historia de los bosques
-Introducir y difundir la historia forestal entre los historiadores y educadores del país
-Recopilación de la historia oral de la explotación, transporte, industrialización y conservación de los bosques nativos y plantaciones
- Reconstituir la historia de los principales tipos forestales del país (alerce, araucaria, roble, etc).
-Recopilar y difundir los efectos catastróficos para el medio ambiente, de la destrucción de bosques durante los siglos XIX y XX
-Rescatar las tradiciones forestales y madereras, cuentos, mitos, canciones, etc.
-Recopilar información sobre el rol de los bosques en la economía nacional a través de la historia
- Rescatar y dar a conocer los oficios y ocupaciones existentes en los bosques a través de la historia.

Entre las actividades inmediatas está la impresión de Actas y ponencias las Jornadas recién realizadas, la creación de un sitio Web y la elaboración de proyectos concretos para el rescate de la historia y patrimonio forestal en las distintas regiones.

Viernes 30 de Noviembre:


08:30-09:00 Inscripciones

09:05-09:30 Palabras de bienvenida de Dr. Antonio Lara, Decano Facultad de Cs. Forestales y de Dr. Rodrigo Mujica, Presidente del Colegio de Ingenieros Forestales de la Región de Los Ríos, y autoridades regionales.

09:30-10:15 Presentación del libro Historia del Sector Forestal (Dr. Pablo Camus. Historiador Universidad Católica de Chile).

10:20-11:05 Avance y retroceso de los bosques en la historia: relaciones económicas y sociales (Sr. Luis Otero. Centro Estudios Ambientales. Universidad Austral de Chile).

11.05-11.30 Café

11:30-12:00 Historia de la silvicultura en Aysén y del ex Complejo Forestal y Maderero Panguipulli: (Sr. Tomás Monfil. Silvicultor ex Gerente Complejo Forestal Panguipulli y ex Director de CONAF Aysén)

12:00-12:30 Historia de la empresa e industria forestal (Sr. José Carter, Presidente de la Corporación Chilena de la Madera, Corma, Región de Los Ríos).

12:30-14:30 Almuerzo (Libre)

14:30-15:00 Alerceros Huilliches de la Cordillera de la Costa de Osorno (Sra. Cecilia Smith-Ramirez. Ecóloga. Instituto de Ecología y Biodiversidad. Universidad de Chile).

15:05-15:35 Historia de bosques siempreverdes de la Costa - Reserva Costera Valdiviana (Sra. Leonor Adán y Sr. Marcelo Godoy, Directora Museo Maurice van de Maele).

15:30-16:00 Historia bosques de Ciprés de la Cordillera (Sr. Carlos Bustos. Instituto Geociencias. UACh).

16:00-16.30 Café

16:30-17:00 Historia bosques Cordillera de la Costa (Sr. Cristian Frene. Proyecto Certificación de Leña).

17:00-17.30 Historia Social de la explotación de la araucaria (Sr. Fabian Paillacheo. Egresado Antropología UACh).

17:30-18:05 Historia de los bosques de Araucaria (Sr. Mauro González. Profesor Universidad Austral de Chile).

18:00-18:20 Palabras de cierre y conclusiones (propuesta de constitución de la Sociedad de Historia Forestal).

18:30- Cóctel de homenaje al silvicultor Sr. Tomás Monfil y visita a exposición fotográfica sobre historia de los bosques nativos.



Sábado 1º de Diciembre

Visita a los sitios de carácter histórico en la zona de Neltume. Los primeros bosques manejados y plantaciones nativas en Remeco y Pilmaiquén. Visita a la primera fábrica de tableros y al poblado forestal de Neltume. Historia del transporte fluvial de la madera. Discusión acerca del futuro de los bosques nativos y la visión de las empresas de la zona

Se considera como cierre de las jornadas un asado de camaradería, con invitados y testimonios de trabajadores locales (Invita Neltume Carranco y Forestal S.A.). Optativo el alojamiento en Choshuenco y retorno el domingo en la mañana (Habrá un minibús disponible en el que hay que inscribirse, los costos de alojamiento serán solventados por cada participante).

08:15 Salida desde Universidad Austral estacionamiento frente a Biblioteca

12:00-12.30 Llegada a Neltume, bienvenida frente al trencito y conversación sobre la historia forestal de la zona con la participación de Sr. Mauricio Durán, Sr. Luis Molina, Sr.Tomás Monfil.

12:30-13:30 Visita a la vieja fábrica maderera (en la caldera) y pasada rápida por los Colectivos, conversación con obreros antiguos, exponen Sr. Tomás Monfil, Sr. Alex Rudloff, Sr. Benjamín Martinez (Trabajador). Breve Historia del ex Complejo Forestal y maderero

13:30-15.30 Visita al nuevo Hotel y presentación de los proyectos de la empresa Huilo Huilo. Sr. Luis Molina, Sr. Victor Petermann. Almuerzo ofrecido por Neltume Carranco S.A.

16.00-17.00 Quebrada Honda y los primeros manejos de bosques nativos del ex complejo Forestal. Discusión sobre la Ley del BN. Participa Sr. Luis Molina, Sr.Tomás Monfil, Diputados Sr. Roberto Demastro y Alfonso de Urresti, SEREMIS Gobierno Regional.

17.30:18.30 Visita a Plantaciones de especies nativas realizadas por Neltume Carranco (Remeco) Presentación del Sr. Pablo Donoso y Sr. Luis Molina.

19.00- Asado de camaradería ofrecido por Forestal S.A. en Choshuenco, presentación de la empresa, conversación sobre las balsas de madera, transporte en vapores, amenizado por conjunto folclórico de Choshuenco. Discursos de despedida. (alojamiento optativo hostería Rucapillán)

Comité organizador:

Luis Otero (lotero@uach.cl)
Pablo Donoso (pdonoso@uach.cl)
Rodrigo Mujica (rmujica@infor.cl)

* La actividad, que congregó a historiadores de nivel nacional en la materia, concluyó el pasado sábado con una visita a la zona de Neltume, donde se observó en terreno las huellas de la historia forestal del país y se discutió sobre los desafíos del sector en el futuro.

“Lo ocurrido en el pasado permite comprender de mejor forma el presente y proyectar el futuro, sin caer en errores antes cometidos”, sostuvo el profesor Luis Otero, investigador del Centro de Estudios Ambientales de la UACh y principal impulsor de estas primeras jornadas.

Con esa premisa y en conocimiento de la carencia de una instancia analítica en Chile de la materia, la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Austral de Chile y el Colegio de Ingenieros Forestales de Valdivia, organizaron las Primeras Jornadas de Historia Forestal de Chile. En dos días de intensa actividad, se realizaron más de una decena de ponencias y se efectuó una visita a sitios históricos en materia forestal en Panguipulli y Neltume.

Adicionalmente, en el marco de estas jornadas se ofreció un homenaje al destacado silvicultor, Sr. Tomás Monfil y se propuso la constitución de la Sociedad de Historia Forestal de Chile, con el fin de promover el conocimiento y rol de los bosques en la historia nacional (los interesados pueden escribir a: historiaforestal@gmail.com )


Antonio Lara, decano de la Fascultad de Ciencias Forestales de la UACh, destacó tres aspectos en relación a las jornadas: 1) la oportunidad que la historia forestal ofrece para el encuentro de las disciplinas de las ciencias sociales y naturales (transdisciplina), 2) que la historia de por sí atrae a la comunidad social en general acercando el mundo de las ciencias forestales a la comunidad, reforzando sentidos de identidad; 3) y que la historia ha sido un vehículo de comunicación social que ha permitido sensibilizar a la sociedad en temas de tipo medioambiental.
Diputados

Entre los numerosos asistentes a la Jornadas de Historia Forestal, destacó la presencia de los diputados por el distrito 53 Alfonso De Urresti y Roberto Delmastro, quienes, en medio del sobrecogedor paisaje de los bosques de roble y raulí de la zona de Neltume, coincidieron en la importancia de abordar la historia del sector forestal y aprender de los errores cometidos en el pasado.

“Una visita a terreno vale más que mil palabras. Hemos visto lo que se hizo en el ex Complejo de Panguipulli, y que es buena parte de la historia de la Región de Los Ríos. Aquí se hicieron faenas heroicas en lo maderero, contra todas las inclemencias del tiempo y conservando el paisaje y su geografía”, señaló Delmastro.

Respecto a la ley de bosque nativo que enfrenta los últimos trámites legislativos en el Congreso. Los parlamentarios plantearon lo significativo que sería firmar la ley en Valdivia y aseguraron que ya se están haciendo las gestiones para que así sea.

“Es en este territorio donde se está dando la reflexión cultural, social, académica, científica y empresarial sobre el futuro de los recursos de bosque de Chile”, dijo De Urresti.

Su colega Roberto Delmastro señaló algo parecido y precisó que “esto debería ser ley en los próximos meses y de aquí a los próximos años significar un impulso al desarrollo, sobre todo en la generación de fuentes de trabajo”, y agregó que “esta región siempre fue un símbolo del bosque nativo a nivel nacional, por lo tanto la ley sería importante que la ley sea firmada aquí”.

Las jornadas contaron con el patrocinio de La Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo, la Corporación Nacional Forestal y las empresas, Masisa S.A, Louisiana Pacific Chile y Neltume Carranco.

Por Tomás Monfil

A contar de los años 40, la Región fue afectada por catástrofes permanentes, derivadas de un grave proceso de erosión provocado por incendios forestales intencionales por ocupantes de tierras fiscales que pretendían, por este medio, obtener la propiedad definitiva.

Hasta el año 1953, la presencia Institucional Forestal en la Región de Aisén era casi inexistente.

Ese año la Dirección de Bosques del ex Ministerio de Tierras y Colonización, creó la Zona Forestal con residencia en Coyhaique, nombrando a un Ingeniero Agrónomo a cargo y a un mayordomo de vivero administrativo.

Entre los años 1953 y 1966, la falta de un presupuesto adecuado y de personal, obligó al Servicio Forestal a circunscribirse y reconocer el escaso patrimonio forestal, iniciando la creación de nuevas Reservas y Parques Nacionales, realizando campañas de prevención de nuevos incendios.

Fue escasa la colaboración de las autoridades de la Región, de la Dirección Forestal y de los colonos.

También se instaló el primer vivero Forestal en Coyhaique, empleando semillas aportadas por F.A.O.

En el año 1956, se realizó la primera plantación en la Reserva Forestal de Coyhaique, de especies como pinus poderosa, contorta y oregón entre las principales.

La nueva adaptación al medio de las especies empleadas, constituyó un estímulo para ampliar este incipiente programa, además se incluyó en estos ensayos a la especie Lenga.

Personeros de F.A.O. apoyaron en el abastecimiento de semillas de especies exóticas, lo que significó ampliar considerablemente el radio de acción iniciando un programa en plantaciones de 2 y 3 hectáreas desde Lago Verde por el Norte hasta Cóchrane por el Sur.

A contar del año 1964, el Gobierno de la época, dio un fuerte impulso a la ampliación del Patrimonio Forestal, llegándose a crear 12 nuevas Reservas Forestales y Parques Nacionales, las que en algunos casos estaban con los trámites suspendidos.

Además se acentuó la prevención, control legal y combate contra incendios forestales que provocó molestias en el campesinado.
El programa llamado de Reforestación, fue considerado en la solución de problemas sociales absorbiendo mano de obra cesante, lo que significó la creación de nuevos viveros forestales y 2 populetos en la región.

Se importaron semillas forestales en cantidades suficientes para un plan de reforestación de 3000 a 5000 hectáreas, considerando plantas de 2 y 3 años en vivero.

Recién, cuando este programa estaba funcionando con resultados alentadores, se suscitaron por partes de expertos las primeras advertencias de su inconveniencia por emplear masivamente especies exóticas, del campesinado de la Región que manifestaban restaba terrenos para la ganadería y autoridades que consideraban una inversión a muy largo plazo.

Las mayores superficies plantadas se realizaron en el patrimonio forestal y en aquellos sectores en que la erosión amenazaba a zonas pobladas, como es el caso de Coyahique, Villa Mañihuales, Reservas Forestales Cerro Castillo, Jeineneni y Lago Esmeralda.

A. Molina, M. Correa, C. Smith-Ramírez y A. Gainza

La historia de explotación del alerce comienza con la llegada de los españoles a Chiloé y el descubrimiento del potencial maderero del lahuán. Existe una larga fase de explotación del alerce por los españoles y sus encomenderos huilliche, posteriormente sobreviene la explotación y quema de los alerzales por los chilenos y colonos. Uno de los últimos lugares de explotación de alerce, ya durante el siglo XX, ha sido la cordillera de la costa de Osorno. La explotación del alerce en la comuna de San Juan de la Costa, se constituye en una guerra por el alerce, por parte de los huilliche y de quienes se adueñan de sus territorios. La tenencia huilliche está basada en los antiguos Títulos de Comisario. Así, en el siglo XIX, los numerosos lahuanto o alerzales de la costa de Osorno, se ven objeto de explotación y quema, en una situación de continua disputa. Posteriormente, las comunidades huilliches van tomando terreno o le son entregados ya cómo desecho lo que resta de la explotación maderera empresarial. Hoy los huilliche colectan la madera muerta de los lahuanto, trabajo laborioso y de escaso retorno económico. La gran regeneración de alerce en la cordillera de la costa ha permitido que esta especie perdure a pesar de los enormes incendios y masiva explotación. La permanencia de esta especie en la cordillera de la costa, a diferencia de los Andes, no está dada por el tipo e intensidad de explotación sino por la baja competencia en los empobrecidos suelos costeros.

Por Iván Ponce y Cristián Frêne

El trabajo de reconstrucción histórica y territorial de la Costa de la comuna de Valdivia entrega algunos elementos sobre las comunidades y su relación con los bosques de la costa de la actual provincia de Valdivia, lo que hoy se denomina Pikunwijimapu. Este trabajo cuenta con un grado importante de dificultades, ya que la ausencia documental y escasas referencias bibliográficas del área vedan el conocimiento de su historia de poblamiento y población ancestral. Particularmente en esta zona costera, y en general en toda la provincia de Valdivia, hay una tendencia a negar su pasado indígena, y con ello su presente indígena, entregándose permanentemente la imagen de que estos sectores, que fueron rápidamente evangelizados en un principio e “integrados” después, en definitiva están homogeneizados con el resto de la población, como si la historia de la Costa de Valdivia y la de Valdivia misma comenzara con la llegada de los españoles y sus fuertes, se desarrollara a través de las misiones y viera la luz, finalmente y hasta la actualidad, con la colonización alemana.
Respecto a la población ancestral, Chan Chan constituye el primer sitio arcaico intensamente estudiado que permite entender la adaptación de poblaciones orientadas a la pesca, caza de mamíferos marinos y recolección de moluscos y de recursos de bosque de bordemar.
En el siglo XVI, según descripciones del cronista Jerónimo de Bibar, la Costa de Valdivia formó parte de uno de los tres “butralmapu” lafkenche, uno constituido en torno a Tucapel, desde el río Lebu hasta el sur del río Tirúa; otro entre los ríos Cautín y Toltén; y un tercero al sur del río Toltén, “abarcando desde el sur de este río hasta un sector indeterminado entre el río Queule y el Calle-Calle”[1]. El territorio al sur de Toltén, después de la capitulación de los longko del río Bueno al sur (1793), es una zona fronteriza, que al igual que otras zonas fronterizas de la colonia, pagó el precio del contacto cercano con una sociedad colonizadora.
Desde este momento, el concepto de ocupación territorial que se le asigna al williche es restrictivo, dándole el carácter de posesión sólo a los espacios “limpios”, cercados, con huerta, y aquellos donde han levantado su ruca, desconociendo que había muchas tierras que, sin ser habitadas en forma permanente, eran tierras útiles y aprovechadas por los williches desde el punto de vista productivo, y permitían la supervivencia material y cultural de las familias. Nos referimos a los bosques, sectores de pastoreo, caza, recolección y ramoneo, además de sitios ceremoniales.
Esta situación se agudiza a partir de 1884, momento en que más al norte se comienza a desarrollar el proceso de radicación de la población indígena. En esta época, particular relevancia tiene la negación de la presencia indígena ancestral en la Provincia de Valdivia, para lo cual se levanta la tesis presente hasta la actualidad del antiguo “despoblamiento indígena casi total”, tesis sostenida principalmente por los promotores de la colonización alemana, lo que permitiría la ocupación de extensas áreas sin entrar en conflicto con anteriores ocupantes. Para los funcionarios de Estado los williches que aún vivían allí estaban, prácticamente en su totalidad, asimilados al orden social y cultural chileno.
Todo lo señalado habla de una antigua presencia indígena en el área costera de Valdivia, y una vinculación con las familias actuales.
Respecto a la relación de los humanos con los recursos naturales, en particular el bosque, se supone una relación sólida entre estos conceptos, cuya base se encuentra en la etnociencia. De este modo, se acepta una continuidad (compleja, por cierto) entre naturaleza y cultura que permite a grupos locales explicarse y representar su entorno de una manera auténtica y particular, su paisaje cultural.

[1] “Crónica y relación copiosa y verdadera de los reynos de Chile”, Jerónimo de Bibar.

Por Tomás Monfil

En el año 1971, el Gobierno de la época aduciendo facultades de la Ley de Reforma Agraria, inició la Expropiación de 15 fundos con una superficie de 219.078 hectáreas, ubicadas en la Zona Cordillerana de los Andes de Villarrica, Valdivia y Osorno formándose la filial Corfo.

En el año 1973, esta empresa fue intervenida por el Gobierno Militar, y el año 1975, se puso fin a esta intervención nombrando Presidente del Directorio al Director Ejecutivo de la Corporación Nacional Forestal.

Estos cambios provocaron diversas dificultades en el ámbito laboral, social y político, el que produjo una cesantía superior a las 2.000 personas.

Esta nueva administración puso en práctica un programa de Silvicultura integral, licitando sectores boscosos a privados y tomando el control de las explotaciones.

Este programa establecía que la silvicultura debería satisfacer plenamente a las demandas del mercado ya sea a través del bosque adulto o del bosque joven, y lograse beneficios económicos, asegurando la reposición por plantación, enriquecimiento y regeneración natural existente, respetando la condición de bosque mixto y las medidas de mejora ambiental.

Para llevar a efecto este programa, se inició un intenso plan de capacitación del personal por más de tres años, ya que estos trabajadores nunca habían sido entrenados para labores propias de silvicultura.

La relación privados efectuando las explotaciones y el Complejo reponiendo por plantación lo explotado y manejando la regeneración natural, si bien en un principio tuvo dificultades, paulatinamente resultó beneficiosa para la Empresa y el Bosque.

Ya a contar de 1914, se había contratado a 2.000 trabajadores cesantes tanto por el sector privado en su mayor número y por el complejo en las labores de control y manejo de recurso natural.

Las labores silvicolas realizadas durante la vigencia de este programa significaron más de 10.000 hectáreas intervenidas ya sea en plantación directa, manejo de renovales y regeneración de recursos.

A contar de 1984, la CORFO inició la venta de estos fundos.

Por Mauro E. González*


Los ecosistemas de Araucaria-Nothofagus han sido un componente fundamental para la existencia del complejo sistema socio-cultural de los pueblos originarios cordilleranos de la región de la Araucanía. Con la colonización de esta región (c. 1883), éstos ecosistemas fueron tempranamente afectados por grandes incendios catastróficos y madereo con la finalidad de abrir campos de cultivo y de ganadería. Durante las primeras décadas del sigo XX, los permisos de ocupación y madereo, y/o arriendos de talaje a colonos y sociedades comerciales, consistieron en la forma más común de entregar áreas o bosques fiscales a explotación. Posteriormente, ya constituida la Reserva Forestal Malalcahuello (1931), sus zonas boscosas más productivas fueron concesionadas directamente por el Estado (a través del Ministerio de Tierras y Colonización) a particulares, consorcios y firmas madereras. La finalidad de las principales concesiones otorgadas fue el de beneficiar exclusivamente las obras y programas de construcción de Ministerios y otras instituciones fiscales. De acuerdo a los documentos e informes de la época, los contratos y decretos de autorización de éstas concesiones no fueron respectados, por lo que las instituciones encargadas de su fiscalización debieron caducar en gran parte de los casos los contratos celebrados. Actualmente en la Reserva Nacional Malalcahuello, las principales zonas boscosas dominadas por Araucaria-Nothofagus entregadas en concesión en las décadas pasadas, presentan distintos grados de degradación en su estructura y composición. Esta degradación ha sido acentuada tanto por los incendios posteriores como por la continua presión ganadera. Considerando el excepcional valor ecológico y cultural de estos bosques las instituciones pertinentes deberían propiciar el estudio y restauración de los procesos ecológicos y atributos clave de estos ecosistemas forestales.
Agradecimientos: Proyecto International Foundation for Science (IFS, D/3124-2), Proyecto DID-UACh (S-2005-08), Núcleo Científico Milenio (FORECOS- MIDEPLAN PO4-065-F). Mis sinceros agradecimientos a los Guardaparques de la Reserva Nacional Malalcahuello y estudiante ingeniería forestal Sr. Jorge Silva.
*Facultad de Ciencias Forestales, Universidad Austral de Chile. Casilla 567, Valdivia, Chile. maurogonzalez@uach.cl

Por Fabian Paillacheo Cancino[1]

Curacautín y Lonquimay son dos localidades emplazadas en la frontera cordillerana de la Araucanía. Las características ambientales de la zona (bosques, montañas, nieve, etc.) no permitieron a sus habitantes desarrollar una economía agrícola de gran escala. Por lo mismo, una de las actividades económicas más significativas será la explotación de maderas nativas para el comercio nacional e internacional. Este proceso se ve incrementado cuando en 1938 se instala la Fábrica de terciados Mosso en Curacautín, la cual estimula todo un comercio maderero de Araucaria araucana en la zona. En adelante, Curacautín y Lonquimay experimentan un explosivo desarrollo económico, cuyo periodo se extiende aproximadamente hasta 1976, cuando se declara la Araucaria como Monumento Natural. Con la puesta en marcha de la fábrica y la estimulación del comercio local, se articularán una diversidad de actores sociales en torno a la explotación maderera, sea para las faenas de volteo y comercio de madera, o para la producción de manufactura en la Fábrica. Tomando en consideración esto último, para este estudio se describen las interacciones de dos actores sociales involucrados en las faenas de volteo y comercio de madera: el comerciante intermediario y el longko mapuche. El análisis se focaliza en las relaciones socioeconómicas entre los actores mencionados, en particular en el sistema de trato de compra y venta de madera, denominado “maquila”. Finalmente, el propósito es estimular el conocimiento de la historia forestal del centro sur de Chile a partir de estudios de casos, los cuales pueden ser contrastados entre sí y desde diferentes perspectivas disciplinarias.

Palabras claves: Cuaracautín, Lonquimay, Fabrica Mosso, Araucaria araucana, comerciante intermediario, longko mapuche, maquila.


[1] Escuela de Antropología, Universidad Austral de Chile. f_paillacheo@yahoo.es

Por Carlos Bustos Schindler

En Chile central el fuego es un proceso natural común, tanto como en todas las regiones de clima mediterráneo (Montenegro et al. 2002). Un factor de gran importancia en el aumento de la frecuencia de incendios en estas regiones, es el impacto antropogénico al despejar vegetación nativa para el desarrollo de agricultura (Aravena et al. 2002, Montenegro et al. 2007).
Los bosques de Austrocedrus chilensis [(D. Don) Pic. Ser. et Bizz.] (ciprés de la cordillera) pertenecen a los ecosistemas meditarráneos afectados por estos incendios. Esta especie presenta la distribución más septentrional de las coníferas del cono sur de Sudamérica (11º), ocupando preferentemente ambientes andinos en sustrato rocoso, por lo que es considerada una especie rústica adaptada para crecer en ambientes xéricos (Le Quesne 1988). Además, Austrocedrus presenta anillos anuales definidos y se ha empleado en la reconstrucción de historias de incendio, principalmente en la parte norte de la Patagonia argentina (Kitzberger et al. 1997, Veblen et al. 1999, Veblen y Kitzberger 2002) y recientemente en Chile central por Aravena et al. (2002).

La cuenca andina del río Cachapoal ha sido elegida como zona de estudio, ya que no sólo posee antecedentes de eventos de incendios (Le Quesne et al. 1999), sino que también una documentación histórica extensa. Desde hace más de 9.000 años Chile central ha sido testigo de la presencia humana. Los cazadores recolectores del Holoceno temprano (Arcaico temprano), probablemente hayan conocido el lugar cuando el derretimiento de los hielos permitió que grandes extensiones de terreno pudieran ser ocupados por el ser humano (Falabella 1994). A partir del Holoceno medio, los grupos humanos que frecuentaron la cordillera generaron sistemas de caza y recolección complementarios, derribando fronteras y generando los primeros contactos trasandinos por diferentes lugares de esta cuenca, entre los cuales pudo haberse empleado el conocido paso de Las Leñas (Falabella 1994, Arrué 2000). Los primeros grupos de cazadores recolectores y posteriormente quienes pertenecían a una estrategia agropastoril, ocuparon diversos ambientes en la cuenca, asentándose probablemente en verano en sectores cordilleranos que en invierno vivió en los valles bajos y que en el verano practicó una trashumancia estacional, perteneció progresivamente tanto a las culturas Bato-Llolleo, Aconcagua. y, finalmente, Guaquivilo Esta trashumancia los llevó a los cajones cordilleranos, tanto para la caza como la recolección de frutos (Arrué 2000). Para el período histórico, algunos autores, basados en archivos de la época, sitúan en estos cajones cordilleranos a un grupo denominado Chiquillanes, que practicaban la extracción pampeana (Latcham 1928) y manejaban el fuego de una forma prolija (Medina 1952), por lo tanto sería posible atribuir la práctica cultural de manejo de fuego a los eventos de incendio hasta 1600.

A partir de 1604, esta cuenca fue utilizada por la orden Jesuita con fines principalmente ganaderos y una incipiente minería hasta 1665 (Fuenzalida 1919). A partir de fines del siglo XVIII esta zona de la cuenca se subdivide en haciendas y es traspasada a propietarios privados que prosiguieron utilizando el área extensivamente en actividades agrícola-ganaderas (Echevarría 1988, Falabella 1994, Arrué 2000). La intervención antrópica en la zona se manifiesta a través de tocones, fragmentos de madera seca con rastros de carbón y cicatrices en la corteza de árboles vivos (Le Quesne et al. 1999, Le Quesne et al. 2000). Éstas se presentan el la parte oriental del cajón Cipreses, mientras que Barría (2007) menciona las mismas evidencias, pero en la parte poniente de este cajón, específicamente en el rodal adyacente a los antiguos corrales de URC. Estos corrales fueron usados por los arrieros para juntar al ganado en épocas estivales a partir de fines del siglo XVI hasta fines del siglo XX (Cuadro 1). Las diferentes familias que fueron dueñas de este territorio, concentraron sus recursos en la cría y venta de ganado, en especial del bovino. Para ello comenzaron a intervenir fuertemente el medio ambiente circundante, en especial los valles que se emplazan en los cajones que conforman la cuenca del Cachapoal (Yrarrázabal, 1940; Arrué, 2000).

Las entrevistas realizadas, que abarcan aproximadamente los en la cuenca para calefacción, cocina, ubicación de arrieros, despeje y búsqueda de animales. Según los entrevistados, estos incendios fueron originados en forma natural y antrópica, los cuales podían ser, a su vez, accidentales e intencionales. No se logró obtener con precisión la fecha de los incendios naturales, mas lo relevante es la confirmación de los entrevistados de la presencia de este tipo de fenómenos en esta zona.

Ya en el siglo XX, las remodelaciones y construcciones de casas patronales marcan este período. El uso del ciprés para estos fines es ampliamente documentado. El traslado de esta noble madera se realizó por vía fluvial (Arrué, 2000). Don Andrés Bustamante es el último dueño de la hacienda Chacayes, quien concentró su producción ganadera en ovinos, reemplazando al bovino por 8.000 cabezas de ovejas. Luego de la expropiación de los terrenos de la cuenca por parte de la CORA en 1967, en esta zona se emplaza la Reserva Nacional Río de los Cipreses (RNRC), superficie perteneciente al SNASPE, destinada a la conservación de la flora, fauna e historia de la cuenca andina de río Cachapoal.

Don Tomás es Aysenino, pocos lo saben, estudió en el internado de los curas Salesianos de Pto Aysén aunque, según me confidenció en algunos asados, se habría arrancado varias veces .

Don Tomás en un “self made man”, suena un poco siútico pero es así, “es un hombre hecho a si mismo”, es una lástima que no exista un concepto similar en castellano, porque refleja muy bien a quienes han luchado por formarse así mismos en la vida.

Durante su juventud fue enrolado o cayó enrolado como explorador de Aysén en el equipo de Augusto Grosse. Según él me contó, en una reunión del ministerio de agricultura en Coyhaique, habría levantado la mano sin querer y quedó incluido en el equipo de exploradores, los años 40-50 cuando Aysén era desconocido y Estado implementaba la política de la “caja de fósforo”, para incorporar este territorio al “desarrollo nacional”.

Esa experiencia de explorador marcó profundamente su espíritu de aventura y su vocación años mas tarde , en los sesenta, formaría el mayor vivero forestal de Chile , el Verdín de Coyhaique, donde saldrían las plantas para detener los catastróficos procesos de erosión desencadenados por las políticas del Estado.

A fines de los sesenta y principios de los setenta su obra como viverista y silvicultor fue reconocida y lo enviaron en un viaje de perfeccionamiento a Alemania, donde conoció y trabajo con importantes silvicultores prácticos.Recogió muchas ideas en Alemania pero siempre aterrizado a la realidad chilena nos comentaba que la “silvicultura de jardin” de Alemania no nos servía a nosotros.

Tomás Monfil fue el responsable principal del mayor esfuerzo de reforestación de Aysén, donde se plantaron cerca de 10 mil ha para proteger los suelos y cursos de agua, lo que se hizo con diversas especies, principalmente pinus silvestre, contorta y oregon y muchas otras especies en menor escala. En Aysén no ha vuelto a haber un esfuerzo similar, de la misma magnitud a pesar de la catastrófica habilitación de suelos e incendios que consumieron cerca de 3 millones de ha.

A mediados de los años 70, cuando don Tomás era Director Regional de CONAF en Aysén, le propusieran hacerse cargo del principal proyecto forestal del Estado, el Complejo Forestal y Maderero Panguipulli. Allí desarrollo una fructífera labor de manejo de renovales de roble, raulí y tepa y un sistema de manejo de selección de los bosques floreados de raulí, basado en un aprovechamiento económico, la creación de viveros naturales, el enriquecimiento de los bosques mediante plantación y el manejo de la regeneración natural. En el ex Complejo desarrolló el Método del “árbol futuro” para el raleo de renovales. En total se llegaron a manejar cerca de 10 mil ha y se plantaron alrededor de 2 mil ha con roble, raulí y coihue.

A pesar de la dura represión militar a que fue sometida la población de Neltume en esos años, don Tomás Mantuvo una posición de defensa hacia los trabajadores y sus familias, que pueden atestiguar los viejos y sufridos trabajadores de la zona y el respeto que por él siempre sintieron los pobladores de Neltume, de lo cual muchos fuimos testigos.

Cuando yo llegué a Valdivia el año 92, comenzamos, junto a Pablo Donoso y Alvaro Contreras, a recorrer los bosques manejados de Panguipulli y en muchas oportunidades nos acompañó a pesar que a los forestales de la Universidad de Chile, como es mi caso, nos decía que éramos “forestales de pavimento”. Don Tomás se caracterizó por colaborar con todos aquellos que le pedían su opinión de silvicultor práctico y muchas generaciones de estudiantes de la U. Austral recurrían a él para obtener datos de silvicultura práctica, costos de manejo, etc.

Después de salir del Complejo Tomás Monfil se internó en Chiloé, desarrollando un proyecto largamente acariciado de industrialización de renovales de canelo y creó la empresa Chiloé HardWood, pero no conforme con esto se dedicó a recorrer la Isla de punta a punta, generando numerosos proyectos y actividades de extensión con campesinos, ONGs, movilizó a buena parte de la Isla, incluido al obispo Juan Luis Isern, de quien se transformó en asesor forestal. Es el único obispo en Chile que ha tenido un asesor forestal.

Por esos años también don Tomás recibió un reconocimiento especial de CONAF de manos del ministro de Agricultura de la época Emiliano Ortega, solo dos personas han recibido este reconocimiento del Estado, el profesor Claudio Donoso y él.

En su espíritu inquieto Tomás Monfil se interesó por el trabajo con las comunidades Huilliches de San Juan de la Costa donde volvió a implementar otra de sus ideas, esta vez principalmente con mujeres, creando la asociación de mujeres “Follajes San Juan”, que recolectaban y producían follajes ornamentales con especies nativas, idea que hasta el día de hoy opera generando ingresos para mujeres campesinas.


Cabe destacar que don Tomás siempre valoró el rol de las mujeres en las actividades forestales, sus viveros eran de pura mano de obra femenina, contrataba mujeres en tareas de extensión forestal, en las oficinas y también ponía mujeres en lugares propios de los hombres como las canchas de recepción de trozas en los aserraderos. Las razones eran buenas, nos decía que las mujeres eran mas serias y no se corrompían como los hombres… el problema es que funcionaban bien hasta que se enamoraban…..igual que los hombres.

Lamentablemente la falta de políticas de estado para impulsar el manejo de los bosques nativos y la poca comprensión de las instituciones del agro hacia las actividades forestales, lo hicieron retirarse después de un esfuerzo de 4 o 5 años en San Juan de la Costa, una de las zonas mas difíciles y pobres del sur del país.Hoy Tomás Monfil es un “forestal de pavimento”, con una vida Santiaguina, dedicado a su familia.

Por su espíritu innovador, su capacidad de resolver problemas prácticos, por su generosidad para compartir sus conocimiento y por su calidad humana hoy, el Colegio de Ing. Forestales de Valdivia y la facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Austral, quiere entregarle un premio a nombre de todos los forestales del sur del país, que hará entrega el Presidente del Colegio de Valdivia el Ing. Forestal Rodrigo Mujica.

Luis Otero


 

K2 Modify 2007 | Use it. But don't abuse it.