A. Molina, M. Correa, C. Smith-Ramírez y A. Gainza

La historia de explotación del alerce comienza con la llegada de los españoles a Chiloé y el descubrimiento del potencial maderero del lahuán. Existe una larga fase de explotación del alerce por los españoles y sus encomenderos huilliche, posteriormente sobreviene la explotación y quema de los alerzales por los chilenos y colonos. Uno de los últimos lugares de explotación de alerce, ya durante el siglo XX, ha sido la cordillera de la costa de Osorno. La explotación del alerce en la comuna de San Juan de la Costa, se constituye en una guerra por el alerce, por parte de los huilliche y de quienes se adueñan de sus territorios. La tenencia huilliche está basada en los antiguos Títulos de Comisario. Así, en el siglo XIX, los numerosos lahuanto o alerzales de la costa de Osorno, se ven objeto de explotación y quema, en una situación de continua disputa. Posteriormente, las comunidades huilliches van tomando terreno o le son entregados ya cómo desecho lo que resta de la explotación maderera empresarial. Hoy los huilliche colectan la madera muerta de los lahuanto, trabajo laborioso y de escaso retorno económico. La gran regeneración de alerce en la cordillera de la costa ha permitido que esta especie perdure a pesar de los enormes incendios y masiva explotación. La permanencia de esta especie en la cordillera de la costa, a diferencia de los Andes, no está dada por el tipo e intensidad de explotación sino por la baja competencia en los empobrecidos suelos costeros.

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